El tamaño si importa en alimentación

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Cuando comenzó la crisis en España, muchos expertos vaticinaban que la alimentación iba a ser un sector refugio al que no afectaría la recesión. Pero con el paso de los meses, lo cierto es que no ha sido así. Cada vez más, los hábitos de los consumidores vienen marcados por el momento económico y la eclosión, en los últimos tiempos, de las marcas de distribuidor, también conocidas como ‘marca blanca’. De hecho, no es casualidad que en España sea donde mayor es el consumo de marca de distribuidor, alcanzando una cuota de mercado del 40%.

En IMPROVEN hemos analizado la situación del sector en 2020 a través del análisis de 78 empresas de tamaño medio y hemos concluido que el cambio en los hábitos de consumo de los ciudadanos es sólo uno de los retos a los que tiene que hacer frente el sector. Existe otro, no menos importante, que tiene que ver con su tamaño. Sólo haciéndose más grandes, podrán posicionar marca, invertir en I+D y generar economías de escala.

Ganar tamaño, mejorar el posicionamiento

Y ahora llega la pregunta del millón: ¿Cómo puede lograr una empresas ganar tamaño con la que está cayendo? Una de las opciones es mejorar el posicionamiento estratégico de las empresas con fusiones y adquisiciones. En la mayoría de subsectores de alimentación, existen 2 ó 3 grandes jugadores que dominan las ventas del sector y que suelen ser los fabricantes de las marcas líderes y los líderes en marca de distribuidor. De hecho, en un 80% de los sectores analizados, el 60% de la facturación está concentrada en un máximo de 6 empresas. En esta coyuntura, el reducido tamaño del resto de las empresas reduce su competitividad y deben tomar decisiones estratégicas para asegurar su viabilidad y resultados futuros.

En este sentido, el estudio concluye que las empresas que se han integrado con otras compañías para crecer mejoran sus resultados un 27% respecto a la media, lo que demuestra las grandes oportunidades en este sentido.

Sin embargo, observamos por otra parte que las fusiones y adquisiciones no están exentas de riesgos. De hecho, hay que llevar a cabo el proceso de forma adecuada para que cree valor. Así, algunos de los inconvenientes que se pueden encontrar las empresas son: falta de encaje estratégico, sobrevaloración de las sinergias operativas y de crecimiento conjunto, precio excesivo de la operación, tensiones financieras, importantes costes sociales, posibles pérdidas de clientes y de capital humano y conocimiento.

Cómo son las empresas resultantes

Si la fusión logra crear una empresa con una facturación conjunta igual o superior a los 100 millones de euros, el beneficio antes de impuestos puede incrementarse hasta 4,5 millones de euros gracias a las sinergias en la estructura, incorporación de nueva gama a canales existentes, introducción de productos en nuevos canales, optimización de la capacidad productiva y de las instalaciones, reducción de alquileres, reducción del activo productivo y mejora de las condiciones de pago a proveedores.

Elegir el compañero adecuado

Por otro lado, es fundamental la elección de la empresa a fusionar, dado que en la mayoría de las ocasiones, sólo las sinergias en estructura no justifican una compra o fusión. Deben tenerse en cuenta aspectos tales como la complementariedad de productos, de segmentos de mercado y de canales de venta, el aprovechamiento de las instalaciones, las inversiones en marketing e I+D o la reacción de los clientes de Gran Distribución

Del mismo modo, las empresas se enfrentan al reto de la optimización de la gestión: existen diferencias de hasta 12 puntos de EBITDA sobre facturación en empresas con la misma actividad. Improven en los proyectos acometidos en este sector ha conseguido una mejora media de 6,5 puntos sobre ventas.

Buscar la salida en el exterior

Otra manera de ganar tamaño y de bajar la dependencia de un mercado de Gran Distribución cada vez más concentrado es la salida al exterior. Un 61% de las empresas que han emprendido la «aventura internacional» han fracasado principalmente por no validar el modelo de negocio fuera de España, nula o escasa adaptación del producto a un nuevo mercado, mala presupuestación del precio-rentabilidad, escaso conocimiento del cliente del mercado destino, recursos financieros insuficientes, cambio cultural para entender nuevos mercados, necesidades, clientes…

Pero los resultados merecen la pena. Improven ha comprobado que la tasa de crecimiento de las empresas que se han internacionalizado es un 41% superior al resto.

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