La dirección de una empresa, un equipo, un departamento es un reto que se soporta en 3 pilares: conocer tus recursos, entender su potencial y fijar metas para dirigir el potencial de los recursos disponibles hacia el cumplimiento de la misma. Esos 3 pilares se materializan en una estrategia.
Dirigir pensando en la estrategia
¿Qué es dirigir pensando en la estrategia? Sistematizar el proceso de observación y monitorización del entorno, desde lo más cercano (la organización propiamente dicha), hasta lo más lejano (tendencias), de modo que permita reflexionar e inspirar la generación de ideas, para ir filtrándolas progresivamente hasta seleccionar las oportunidades en las que focalizar los siempre recursos escasos, en los que ser eficiente a la par que flexible para volver a reasignarlos en función del siguiente bucle del proceso.
Esta sistematización permite generar conciencia de necesidad de cambio de la organización, y así ajustar permanente la asignación de recursos en función de los cambios que se detectan en el entorno.
Supone asumir la responsabilidad en la propia compañía para leer el entorno y decidir los cambios que se deben abordar. Surgiendo desde dentro, las personas se comprometen y la velocidad de transformación se acelera, convirtiéndose así en una ventaja competitiva. Las personas no nos negamos a cambiar, nos resistimos a ser cambiadas.
Las decisiones estratégicas
Una decisión es estratégica cuando afecta significativamente a la razón de ser (esencia) de la organización y/o a sus posibilidades de supervivencia y crecimiento. Exige un importante compromiso de recursos, sus efectos se harán sentir durante un largo período de tiempo (consecuencias a largo plazo), tiene un impacto global sobre el conjunto de la organización y es difícilmente reversible.
¿Qué aporta en el día a día gestionar de este modo?
Permite estar permanentemente revisando y cuestionando lo interno y lo externo para facilitar el entendimiento y toma de conciencia. Unificando los criterios y, por tanto, generando cohesión en el equipo. Simplifica la toma de decisiones y, por tanto, incrementa la velocidad en la ejecución y se asume la responsabilidad de ir donde uno quiere y no donde le llevan.
¿Cómo hacer efectiva la estrategia?
En primer lugar, actualizarla de manera permanente y sistematizada. A partir de aquí, comunicarla tanto a nivel formal (carteles, reuniones, publicaciones,…) como informal (en los actos del día a día, en las decisiones de gestión,…) para transmitir coherencia entre lo que se dice y lo que se hace, logrando que se entienda y sea creíble.
Planificar, asignar recursos y responsables, en diferentes ejes temporales (corto, medio y largo plazo) siendo conscientes que en la ejecución está la diferencia, como dice la famosa cita: el éxito es un 1% de inspiración y un 99% de transpiración. Involucrar a los mandos intermedios que son los máximos responsables de la ejecución del día a día de la compañía y por último ejecución, ejecución + ejecución (consistencia).
¿Cómo surge?
Por propia inquietud y necesidad inherente de las personas y de su momento vital, por disponer de conocimiento, capacidades y formación, por intuición e inteligencia al ser capaz de entender el entorno y detectar las oportunidades, por último por voluntad interna (generación de compromiso del equipo y de las reglas del juego) y externa (consejo, propiedad, proveedores, banca,…).
Podríamos decir que es muy similar a navegar. A partir de conocer el barco en el que viajo (la empresa) y habiendo identificado un destino (objetivo a alcanzar) vamos zigzagueando en función de cómo cambia en tiempo, el mar, las necesidades de repostaje,… No es una línea recta, es una constante adaptación y ajuste en la ruta, sin perder de vista nunca el objetivo pero leyendo los cambios para evitar y/o reducir los riesgos. No delega el capitán la toma de decisiones, se forma y capacita, utiliza instrumentos de navegación, controla el estado de la nave, se apoya en la tripulación,…
La estrategia durante el 2020
Este año incierto ha sido como adentrarse en aguas desconocidas y turbulentas. Muchas veces sin poder parar, sin poder descansar, cada día ha sido una odisea. Pero también ha demostrado la importancia de mantener los recursos y la empresa trabajando en una misma dirección.
Llegar a América no fue tarea fácil, pero haberlo deseado, planificado, haberse puesto en marcha e ir ajustando el rumbo fueron los pasos imprescindibles para alcanzar el éxito. Y tras un viaje largo, lleno de peligros y de incertidumbre, consiguieron alcanzar su meta.
I’m imrsesped. You’ve really raised the bar with that.